En todas las culturas encontramos rastros de leyendas y mitos basados en los pájaros, desde el Ave fénix hasta Horus (Halcón), el ave Jato yu o el destino que se le atribuye al pájaro en el Corán, todos los pueblos han atribuido significado al ave.
Herodoto describía en sus libros de Historia al Ave fénix en el siglo V antes de nuestra era de esta forma: ”Todavía existe otra ave sagrada, llamada fénix. Yo sólo la he visto en pinturas; además visita a los egipcios, por lo que dicen las gentes de Heliópolis, cada quinientos años; según ellos, va cuando muere su padre. Si es tal como la pintan, he aquí cuál sería su grandeza y apariencia: las plumas de sus alas con un color de oro, y otras, de color rojo vivo; por la silueta y el tamaño, se parece al águila”
La paloma protagoniza pasajes muy importantes del Antiguo Testamento conocidos por todos. Una de las más bellas leyendas míticas en que aparece o en que se hace alusión a la paloma es la del diluvio: ”Noé esperó durante siete días más y soltó a la paloma fuera del arca. La paloma fue hacia él por la noche y he aquí que traía en el pico un ramo de olivo recién cortado. Noé supo que las aguas habían disminuido en la Tierra. Esperó aún siete días más y soltó nuevamente a la paloma; pero ésta ya no volvió”. (Génesis, 8, 10-12.)
Actualmente, la paloma con un ramo de olivo en el pico es todavía un símbolo de paz. Pero para los autores y redactores del Antiguo y Nuevo Testamento, a lo largo de los siglos, fue también una representación del alma y del amor puro y simple, del Espíritu Santo o el Espíritu de Dios. En la mitología griega representaba a Afrodita-Venus, diosa del amor. Finalmente, en la Edad media era una representación del alma inmortal y eterna
Para los hindúes, en los textos védicos más antiguos, el ave simboliza la amistad de los dioses hacia los hombres, para alejar el alma humana del espíritu del mal. Es un ave la que va en busca de la ambrosia a una montaña y se la entrega a los hombres; también son los pájaros los que vencen a las serpientes y dan la victoria a los Arios sobre los bárbaros que se oponen a su avance.
Así como los dioses son vistos como seres voladores, las aves son un símbolo de libertad divina, y su nido es visto como la casa del alma, al cual ésta sólo llegará librándose de la pesadez humana, y volando hasta allí. De aquí la idea de los Upanishad de que el alma es un ave migratoria, refiriéndose a la creencia de la migración del alma de cuerpo en cuerpo hasta alcanzar ese nido donde encontrará al fin refugio. No es extraño que el catolicismo atribuya al Espíritu Santo la forma de paloma antes mencionada.
Para el Corán, las aves son sinónimo del destino, y así se lee: “al cuello de cada hombre hemos atado un ave” (Corán, 17,13). Además, cuando los abisinios, conducidos por Abraham atacaron La Meca, Dios envió contra ellos aves que les arrojaron piedras de arcilla (Corán, 105,13). Los santos son llamados pájaros verdes y el Ángel Gabriel tiene las alas verdes.
Herodoto describía en sus libros de Historia al Ave fénix en el siglo V antes de nuestra era de esta forma: ”Todavía existe otra ave sagrada, llamada fénix. Yo sólo la he visto en pinturas; además visita a los egipcios, por lo que dicen las gentes de Heliópolis, cada quinientos años; según ellos, va cuando muere su padre. Si es tal como la pintan, he aquí cuál sería su grandeza y apariencia: las plumas de sus alas con un color de oro, y otras, de color rojo vivo; por la silueta y el tamaño, se parece al águila”
La paloma protagoniza pasajes muy importantes del Antiguo Testamento conocidos por todos. Una de las más bellas leyendas míticas en que aparece o en que se hace alusión a la paloma es la del diluvio: ”Noé esperó durante siete días más y soltó a la paloma fuera del arca. La paloma fue hacia él por la noche y he aquí que traía en el pico un ramo de olivo recién cortado. Noé supo que las aguas habían disminuido en la Tierra. Esperó aún siete días más y soltó nuevamente a la paloma; pero ésta ya no volvió”. (Génesis, 8, 10-12.)
Actualmente, la paloma con un ramo de olivo en el pico es todavía un símbolo de paz. Pero para los autores y redactores del Antiguo y Nuevo Testamento, a lo largo de los siglos, fue también una representación del alma y del amor puro y simple, del Espíritu Santo o el Espíritu de Dios. En la mitología griega representaba a Afrodita-Venus, diosa del amor. Finalmente, en la Edad media era una representación del alma inmortal y eterna
Para los hindúes, en los textos védicos más antiguos, el ave simboliza la amistad de los dioses hacia los hombres, para alejar el alma humana del espíritu del mal. Es un ave la que va en busca de la ambrosia a una montaña y se la entrega a los hombres; también son los pájaros los que vencen a las serpientes y dan la victoria a los Arios sobre los bárbaros que se oponen a su avance.
Así como los dioses son vistos como seres voladores, las aves son un símbolo de libertad divina, y su nido es visto como la casa del alma, al cual ésta sólo llegará librándose de la pesadez humana, y volando hasta allí. De aquí la idea de los Upanishad de que el alma es un ave migratoria, refiriéndose a la creencia de la migración del alma de cuerpo en cuerpo hasta alcanzar ese nido donde encontrará al fin refugio. No es extraño que el catolicismo atribuya al Espíritu Santo la forma de paloma antes mencionada.
Para el Corán, las aves son sinónimo del destino, y así se lee: “al cuello de cada hombre hemos atado un ave” (Corán, 17,13). Además, cuando los abisinios, conducidos por Abraham atacaron La Meca, Dios envió contra ellos aves que les arrojaron piedras de arcilla (Corán, 105,13). Los santos son llamados pájaros verdes y el Ángel Gabriel tiene las alas verdes.